Comprar una propiedad genera la obligación de declararla también en nuestro IRPF.
La venta, en caso de generar beneficio (la vendemos más cara de lo que costó) entonces también debe declararse. En caso de venderla por menos dinero del que pagamos por ella en su momento nos viene bien declararla para poder compensar esa pérdida con otra ganancia que tengamos y así conseguir ahorrar.